Diego Arria y Milos Alcalay, ex representantes del país caribeño ante el organismo internacional, explicaron a Infobae cómo se gestó la polémica votación en la que se le otorgó una banca al régimen chavista. El rol de Cuba, Rusia y China.
Los 15 puntos claves del lapidario informe de Bachelet
“Fue un mal día para los derechos humanos, no solo en Venezuela, sino en el mundo. Y, a su vez, un pésimo día para la reputación del Consejo, que fue capaz de hacer ingresar a una narcotiranía como la de Maduro, que tiene un expediente horrible por crímenes de lesa humanidad elaborado por el propio Consejo de derechos humanos”, sostuvo, en diálogo con Infobae, Diego Arria, quien fue representante de Venezuela ante la ONU y presidente del Consejo de Seguridad, entre otros cargos.
El diplomático señaló que Cuba, China y Rusia fueron los que ayudaron al régimen a conseguir los votos necesarios: “La votación fue fundamentalmente lograda por Cuba, que tiene mucha experiencia y conocimiento del medio; se aseguraron que su sucesor sea Venezuela”. Recordó, además, que muchos países del Caribe durante años “fueron financiados por el chavismo”.
El régimen logró un asiento en el Consejo con el apoyo de 105 Estados miembros, mientras que Brasil retuvo su banca con 153 votos. Tercera quedó Costa Rica, con 96 sufragios, que recién hace dos semanas se postuló como candidata con el objetivo explícito de impedir que la dictadura se hiciese con un escaño. De hecho el anuncio realizado por su presidente, Carlos Alvarado Quesada, recibió un fuerte apoyo de gran parte de los países latinoamericanos y organizaciones de derechos humanos, como Human Right Watch (HRW). Pero el esfuerzo no alcanzó.
Cuba se aseguró que su sucesor sea Venezuela
Arria calificó de “valiente y solidaria” la postulación de Costa Rica, y destacó la “activa” iniciativa de HRW, el Grupo de Lima y Estados Unidos, para que el país centroamericano se quedara con el segundo escaño para la región.
Milos Alcalay, otro de los reconocidos diplomáticos venezolanos, que también supo ser representante de Venezuela ante la ONU, consideró que “a pesar del esfuerzo y la solidaridad democrática, hay que hacer una autocrítica en el sentido de que la propuesta de Costa Rica se hizo muy tarde”. “Había dos puestos para América Latina, y estaban solamente dos candidatos: Brasil y Venezuela. Cuando se propuso a un tercer candidato, ya era tarde, porque el régimen ya había avanzado en una serie de compromisos”, explicó a Infobae.
El diplomático detalló que el chavismo durante este año “fue labrando una serie de apoyos” y remarcó que, “una vez que esos respaldos se obtienen, es difícil cambiar el voto”.
Alcalay consideró que tanto el Gobierno interino de Guaidó como gran parte de los países de la región que se oponen a la dictadura chavista, encabezados por el Grupo de Lima, debieron haber llevado adelante “una acción más contundente” para evitar la elección del régimen venezolano.
Tanto Arria como Alcalay hicieron hincapié en el actual sistema de votación, vigente desde hace décadas. Alcalay recordó que el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan (1997-2006), intentó -sin éxito- elevar el debate en el seno del organismo internacional sobre la elección de los países para el Consejo de Derechos Humanos.
“Es una vieja discusión de algunos de los miembros. Kofi Annan había visto los problemas que existían en el Comité de Derechos Humanos, donde normalmente los países que los violaban eran los que se sumaban para protegerse, como los casos de Libia, Irak, Siria, y Cuba. Es decir, pretenden utilizar ese espacio para protegerse de las acusaciones”, apuntó.
Para evitar esto, Annan lo que proponía era que los miembros del Consejo fueran aprobados por las dos terceras partes. “Esta propuesta no prosperó y se mantuvo la vieja, la de un país un voto”. En ese entonces, “los que más presionaron para mantener el viejo sistema fueron los que querían utilizar el Consejo de derechos humanos para protegerse”.
Alcalay indicó que estos países, como el caso de Venezuela en la actualidad, consideran que ocupar un lugar en el Consejo “es una especie de garantía, de seguridad, puesto que no quieren que los sienten en el banquillo de acusados”. Por ese motivo, opinó que es necesario trabajar con más profundidad en mecanismos diplomáticos para evitar este tipo de contradicciones.
Arria, por su parte, coincidió en que este caso “va a servir para que mucha gente conozca cómo funciona Naciones Unidas” y destacó dos particularidades: “En la votación de hoy, en la Asamblea General, votaron los 193 miembros, cosa que no sucede con frecuencia, no hubo una sola abstención”. “Sin la menor duda muchos países fueron conminados o contratados para estar presentes y votar”. Y agregó: “Si la votación hubiese sido pública muchos países no se hubiesen animado a votar a una narcotiranía, pero la votación fue privada”.
Ambos diplomáticos venezolanos criticaron el hecho de que el propio Consejo haya votado, por primera vez en América Latina, una comisión de representantes independientes para verificar las violaciones a los derechos humanos denunciadas por Bachelet en su informe, y luego incluya a ese país. Ante esta situación, Alcalay indicó que es necesario que la ONU “resalte su compromiso con la democracia y los derechos humanos”, ya que, según manifestó, por estas horas Maduro y sus ministros están utilizando esta designación “como un mecanismo de propaganda para hacer creer que en Venezuela no hay violaciones a los derechos humanos”.
El Consejo de Derechos Humanos se creó en 2006 para sustituir a la Comisión de Derechos Humanos, suprimida tras 60 años de trabajos por la crisis de legitimidad en la que había caído por decisiones vistas como parciales, politizadas y desequilibradas.
Repudio internacional
La resolución del Consejo generó una masiva condena internacional, con Estados Unidos a la cabeza. “China y Rusia votaron por Nicolás Maduro en el Consejo de DDHH de la ONU. Farsa. Por eso necesitamos una Comisión del Departamento de Estado en Derechos Inalienables. Maduro está destruyendo intencionalmente los derechos humanos de todos los venezolanos”, escribió el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, en un comunicado titulado “La ilegítima elección del régimen de Maduro al Consejo de DDHH de la ONU”.
Brasil, que también fue elegido para formar parte de la comisión, aseguró que luchará para impedir que Caracas, como miembro del Consejo, pueda legitimar de alguna forma la dictadura de Maduro.
El Gobierno argentino, por su parte, lamentó que “no se haya cumplido con el compromiso de la Resolución 60/251 de la Asamblea General que promueve la elección para el Consejo de países que respetan y aplican normas estrictas en la promoción y protección de los derechos humanos”.
Colombia, en tanto, indicó que la elección de Venezuela “representa una afrenta directa al Consejo y deja en entredicho la legitimidad de este”. Chile se unió a los repudios y calificó la designación de Caracas como “una burla”: “No puede ser que un Gobierno que viola los derechos humanos (…) sea elegido para un cargo de esta naturaleza”.