En medio de masivas protestas y denuncias por violaciones a los derechos humanos, el presidente chileno dijo en un reportaje para la BBC que no tiene en sus planes dimitir.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, aclaró que piensa permanecer en el cargo, a pesar de que miles de personas exigen su dimisión en medio de jornadas de protestas contra el modelo económico.

«Por supuesto que voy a llegar al fin de mi Gobierno», sostuvo el mandatario en una entrevista con la cadena BBC, en momentos que su país se apresta a transitar el vigésimo día de descontento popular.

El mandatario puntualizó: «Fui elegido democráticamente por una enorme mayoría de chilenos, tengo un deber y compromiso con esos que me eligieron, y con todos».

Piñera comentó luego que está dispuesto «a conversarlo todo, incluyendo una reforma a la Constitución». En ese punto, respondió a otra de las demandas masivas que se plantean día tras día en las calles desde el comienzo del estallido social que sacude al país hace 19 jornadas.

Cuando se le pidió una autocrítica, el líder de la centroderecha sostuvo: «Nadie predijo o tuvo la sensibilidad para darse cuenta de esto. No escuchamos con suficiente atención, no entendimos con suficiente claridad el mensaje. Y esta no es una crítica solamente al Gobierno, esto se viene acumulando hace décadas».

Sin embargo, la periodista de la cadena inglesa recordó que Piñera no es nuevo en el puesto, ya que también ocupó la Presidencia entre 2010 y 2014, cuando debió afrontar importantes movilizaciones estudiantiles que pedían la gratuidad en la educación.

«En las últimas dos semanas hemos estado experimentando dos fenómenos diferentes, de naturaleza distinta. Primero, y esto fue absolutamente inesperado, una gran ola de destrucción y violencia, de una manera muy organizada», contestó.

En otro tramo de la conversación, se le consultó por su cuestionado accionar frente a las manifestaciones, y el polémico manejo de la situación: «Tuvimos que llamar al estado de emergencia porque esa era la única forma de restaurar el orden público y proteger a nuestros ciudadanos. Cuando lo hicimos, tomamos muchas precauciones».

Por otro lado, Piñera afirmó que se establecieron «las reglas de uso de la fuerza», para controlar el accionar de los uniformados ante los protestantes.

«Sin embargo, hay muchos casos donde se registraron abusos de autoridad, exceso de violencia y represión desmedida frente a civiles desarmados».

Al respecto, indicó: «Si eso sucedió, puedo garantizar que será investigado y procesado por nuestro sistema tradicional. No habrá impunidad».

«En primer lugar, tienen que tratar de actuar solo con su presencia. Luego, deben intentar convencer a las personas cuando están cometiendo disturbios y después, solo en casos extremos y de manera proporcional, pueden usar gases lacrimógenos o agua».

La reportera entonces aseguró que este procedimiento no se cumple y expresó que ella misma vio operativos policiales desmesurados frente a ciudadanos pacíficos.

«No confunda la acción de una persona, que tal vez cometió un error, de la instrucción que les hemos dado a nuestras fuerzas», contestó el líder de Chile.

El presidente de Chile enumeró enseguida que de 2.000 personas heridas, «casi mil de ellas son miembros de la Policía».

«Algunos de ellos están arriesgando sus vidas ahora. Entonces, a veces tienen que controlar grupos muy violentos y tienen el derecho de protegerse», consideró el dirigente.

Cuando se le preguntó cómo cree que será recordado, Piñera opinó: «Luché contra todo tipo de dictadura y por recuperar nuestra democracia hace 30 años. Estaba en esa línea y para mí esos tiempos nunca serán olvidados, así que tengo en mente esos pensamientos. Es por eso que cuando decidí decretar el estado de emergencia, tomé todas las precauciones necesarias para proteger los derechos humanos». Las primeras protestas contra el Gobierno comenzaron luego de que el Ejecutivo haya aprobado un aumento en el valor del metro, que luego debió cancelar por la fuerte presión social.

Las manifestaciones comenzaron en protesta contra la suba del transporte público y siguieron enfocando la desigualdad social, así como con el reclamo de gratuidad en la educación, un mejor reparto de pensiones, salarios más altos y otros beneficios sociales.

Buena parte de la ciudadanía considera que la mejor forma de canalizar sus reclamos es reformulando la Constitución.

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