El actual entrenador de Gimnasia de La Plata prometió ceder su herencia, Diego tiene propiedades e inverisiones por todo el mundo.

Una vez más, suenan tambores de guerra en el entorno de Diego Maradona. Luego de que su hija Gianinna agitara fantasmas sobre su salud, el astro publicó en su cuenta de Instagram un explosivo video en el que desmintió los rumores y comunicó una decisión terminante: la dejó fuera de su herencia (al igual que a Dalma) y prometió donar todos sus bienes antes de morir. La filmación generó una dura réplica de Claudia Villafañe, su ex esposa. “Así como tenés huevos para subir un video a tu Instagram hablando de nuestra hija, espero que los tengas mañana para presentarte en el juzgado, ya que hasta ahora nunca lo hiciste”, lo cruzó, en referencia a la mediación de este martes por la colección de camisetas.

Ahora bien, ¿es legal su iniciativa? La ley protege a los herederos forzosos (ascendientes, descendientes o cónyuge), que tienen derecho a recibir siempre una porción de los bienes del difunto, que se denomina “porción legítima”. En el caso de los hijos está fijada en las dos terceras partes de los bienes. La masa de bienes se calcula a partir de la muerte, pero si en este caso el causante (Maradona) hubiera transmitido todo o parte de su patrimonio en vida mediante donaciones, la situación puede terminar en un conflicto judicial. Claro que la Justicia, en ese caso, no tendría una tarea fácil. Porque es muy difícil poder calcular la fortuna de una verdadera máquina de producir billetes como el astro, de flamantes 59 años. Y ni hablar si el cálculo de su producción se quisiera hacer retroactivo, iniciando la cuenta desde los 15, cuando debutó en la Primera de Argentinos.

Diego tiene bienes, contratos e inversiones en Argentina y en las diferentes partes del mundo por donde pasó. Incluso en Bielorrusia, donde apenas estuvo horas. Vale recordar que en 2018 fue ungido como presidente del fútbol del Dínamo Brest, donde fue presentado con toda la pompa: le regalaron un anillo de brillantes valuado en 300.000 euros (que hoy todavía luce y lo tiene como una de las cábalas en su paso por Gimnasia La Plata) y una Overcomer Hunta, una exclusiva camioneta anfibia con chasis de fibra de vidrio y un tanque de combustible de 100 litros que ¡puede navegar! Según sus fabricantes, que se inspiraron en vehículos de guerra, flota a razón de 8 kilómetros por hora. Pues bien, la camioneta le sigue perteneciendo, se la guardan en Brest, donde a pesar de que no ejerció su función, mantiene un lazo como “presidente honorario”.

Pero comencemos por los bienes que posee en Argentina. Maradona tiene la casa en Nordelta, donde se afincó apenas volvió de México y en la que están sus hermanas. En Devoto están la mítica propiedad de Segurola y La Habana y un departamento. También cuenta con otro en Puerto Madero. Y la casa de Rocío Oliva y su familia en Bella Vista la adquirió él y se las cedió. ¿Automóviles? En el país tiene cuatro. Pero en Dubai, tras su larga estadía allí (su última incursión fue como entrenador del Fujairah FC, al que dejó en la Promoción para ascender a la élite de Emiratos Árabes, objetivo que logró) le quedaron dos vehículos de lujo: un Rolls Royce Ghost, valuado en 300.000 euros, y un BMW i8, tasado en 145.000. A ninguno de los dos los llegó a vender antes del Mundial de Rusia, cuando dejó Dubai. “En esa época recibió muchos regalos costosísimos; habría que valuar uno por uno”, explicaron desde el círculo íntimo del Diez.

Sus ingresos están diversificados y se multiplicaron con Matías Morla como apoderado. Percibe un sueldo (y parte de las ganancias por sponsoreo) en Gimnasia La Plata, donde asumió como entrenador luego de nueve años sin dirigir en Argentina (su último tránsito por el fútbol de nuestro país fue en la Selección, cuando la condujo en el Mundial de Sudáfrica. Tiene contratos con Konami (por el PES), con una marca de indumentaria deportiva, escuelas de fútbol que llevan su nombre en China, inversiones en Cuba (entre ellas, un hotel) y en Italia, donde el nexo con sus negocios es Stefano Ceci, un fanático que viajó al Caribe para conocerlo, durmió en la puerta de la clínica donde estaba internado hasta que logró hacer contacto con él y se transformó en integrante de su círculo íntimo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *