La sonda tomará las primeras imágenes de las regiones polares del Sol, y para ello se acercará a tan sólo 42 millones de km del Astro Rey, en un hábitat de más de 500 grados y con altos niveles de radiación.

La sonda europea Solar Orbiter ya va camino al Sol, del que tomará las primeras imágenes de sus regiones polares, además de estudiar y tratar de predecir su comportamiento y sus efectos en la Tierra, para lo que se acercará a sólo 42 millones de kilómetros.

Pasaban tres minutos de las once de la noche en Florida (04.03 GMT) cuando el horizonte de la mítica base de Cabo Cañaveral se iluminó con el gran fogonazo que salía de los motores del cohete Atlas V que dio a la sonda su primer empujón hacia el Sol, aunque para llegar a su órbita definitiva, dentro de dos años, contará con la ayuda de la gravedad de Venus y la Tierra.

Un despegue que combinó la oscuridad de la noche con una nívea luna llena hacia la que se dirigió el cohete en una trayectoria curva para crear uno de los despegues más hermosos que recordaban algunos de los responsables de la Agencia Espacial Europea (ESA).

El director científico de la ESA, Gunter Hasinger, dijo tras el despegue que fue «maravilloso», el cohete «fue directamente hacia la Luna, parecía que viajaba a la Luna», agregó con una gran sonrisa.

El espectáculo fue «superestético» según el jefe de la Oficina de Coordinación de la ESA, Fabio Favata, quien aseguró que «ha sido el lanzamiento más lindo» que haya visto nunca, parecía «una película».

A los 57 minutos del despegue, Solar Orbiter mandó su primera señal a Tierra y poco después desplegó sus paneles solares, empezando así su viaje.

Solar Orbiter, una misión de la ESA con colaboración de la NASA, será la primera en estudiar las regiones polares y en hacer observaciones simultáneas del astro y de lo que sucede alrededor de la sonda, acercándose al Sol, todo lo que permite la tecnología para que no se dañen sus telescopios.

Así intentará dar respuesta a cómo se crea la heliosfera; la burbuja magnetizada que envuelve el Sistema Solar; cómo surge y se acelera el viento solar, una corriente de partículas energéticas, (principalmente protones y electrones).

Además buscará dar respuesta a cuál es el origen del campo magnético, responsable de toda la actividad del Sol y que pasa por ciclos de once años cuyo funcionamiento se desconoce, y cómo todo ello influye en la meteorología espacial que afecta a la Tierra.

«Este es el final de un largo camino y ahora se abre un excitante futuro», señaló a el responsable del proyecto científico por parte de la ESA, Daniel Müler.

Solar Orbiter, o Black Bird (pájaro negro) como lo llama el equipo, es un cubo de unos tres metros y mil 730 kilos, equipado con diez instrumentos, seis paneles solares, cuatro antenas y un mástil. Esa es la ciencia que necesita para mirar a la cara a todo un gigante, dentro del cual caben 1,3 millones de tierras.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *